Después de lo que pareció un instante, me desperté con el sonido de una puerta cerrándose; Lau se había ido.
Despuegué el post-it que tenía en la frente y leí lo que ponía en él:
"Me he ido a trabajar. Gracias por quedarte conmigo.
Lau"
Qué mona.
"¿Pero qué dices, Rubén? Si ya sabes que no se va a fijar en ti, ¿para qué piensas eso? Va, quítatela de la cabeza.", me dijo mi cabeza.
"Eso intento, pero no puedo."
"¿Por qué?"
"Tal vez... ¿Porque me gusta?"
"Pues ve a decírselo."
"Claro. En cuanto vuelva..."
"¿Y por qué esperar? ¡Sabes dónde trabaja! ¡Ve ahora mismo!"
Me dirigí a la puerta rápidamente y me puse de camino a su bar. Menos mal que quedaba cerca. En cuanto llegué, la busqué y vi cómo me miraba. No podía decírselo ahí mismo, porque otra camarera nos estaba mirando, así que me senté y esperé a que viniera a tomarme nota.
- Bienvenido al bar Ibáñez. ¿Qué desea?
- Pues... - miré la carta unos segundos reuniendo valor para decírselo, en vano - Una tortilla. Y un café. Y que me digas por qué n me has despertado.
- Es que estabas tan mono durmiendo... - ¿en serio acababa de decir eso? - Quiero decir, no mono en ese sentido... Bueno, no quiero decir que no seas mono, quiero decir... - lo estaba empeorando cada vez más, así que la tuve que interrumpir
- No lo intentes arreglar - nos reímos los dos -. Solo quiero un refresco, gracias.
- Bien, ahora te lo traigo.
Se giró y miré al móvil, por hacer algo. Instantes después, apareció otra camarera con mi refresco.
- Aquí tienes.
- Gracias.
- Por cierto... - entrelazó sus manos; estaba nerviosa - ¿Me puedo... hacer una... foto contigo?
- Claro.
Me levanté y nos hicimos una foto. Me dio las gracias y se volvió a la barra. Abrí la lata, la volqué en el vaso y pegué un sorbo. Lau y su amiga se fueron a la cocina para hablar sin que yo las pudiese escuchar, pero se oía su conversación perfectamente.
- Pues hacéis buena pareja - confesó la que pude reconocer como la amiga de Lau
- ¿Qué? ¡No!
- Aish, siempre has sido así de terca. Si no estuviera con mi Samu, ya estaría en mi cama. Y sí, hacéis buena pareja. Solo hay que fijarse en cómo le miras.
- Yo no le estoy mirando...
- ¡Oh, por favor! Se ve a la legua que te gusta. Y que le gustas. Si no estuviera con mi Samu, ya estaría en mi cama. Y sí, hacéis buena pareja. Solo hay que fijarse en cómo le miras.
- Yo no le estoy mirando...
- No, qué va.
Una amplia sonrisa apareció en mi cara. ¿Yo? ¿Gustarle a Lau?
Fui a pagar, les dije un par de cosas y me fui a casa. Seguidamente, llamé a Miguel y a Alex para grabar; necesitaba quitármela de la cabeza, al menos hasta que podamos hablar. A solas.
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