sábado, 22 de agosto de 2015

CAPÍTULO 5 | La videollamada

- ¡Muy buenas, Criaturitas del Señor!
"Preguntas y respuestas casi serias". Ese era el título del vídeo que estaba a punto de ver. En él informaba que estaba en LINE, y que iba a hablar con sus fans. Claramente, me emocioné y me descargué esa aplicación solo para hablar con él. Lo admito, soy una gran Criaturita. Era un especie de concurso donde tenía que explicar la historia más heavy que me haya pasado ese verano, y las diez mejores tendrían una vídeo llamada con él.
Me lo descargué y escribí mi historia más heavy: la del vecino de arriba ruidoso. Lo envié y me puse a hacer mis tareas, tales como lavar los platos, lavar la ropa... lo normal que se hace un sábado por la tarde, ya que David y Ana no pueden salir. Qué triste. Terminé de colgar la ropa en la cuerda cuando decidí ponerme a jugar un rato al Tomb Raider: Lara Croft. Cuando ya se hicieron las nueve y media, empezó a oscurecer, a la vez que un mensaje me llegó al móvil, era de elrubius.
El corazón me dio un vuelco. Abrí el mensaje y ponía "¡Enhorabuena! ¡Eres la ganadora de tener una videollamada conmigo! ¿Cuándo te gustaría que te llamase?". Respiré profundamente, me miré en el espejo, me peiné, me maquillé y escribí en respuesta. "Ahora mismo, por ejemplo". Dos minutos después, una videollamada entrante aparecía en la pantalla de mi móvil. Respiré hondo otra vez y, en cuanto me relajé, contesté.
En la pantalla salía él en su casa, con su peinado, con sus cascos, su pelo en punta... Era claro que era él, pero tenía que comprobar que no era un fake, así que empecé a hablar.
- ¿Hola?
- ¡Hola!
- ¿Eres un fake?
- No.
- No me lo creo... a ver... ¿Qué hora es?
- Son las... - miró la esquina de la pantalla de su ordenador - las 21:42
Miré mi reloj y, efectivamente, eran las nueve y cuarenta y dos. Grité bien alto, a lo que él se tuvo que quitar los cascos.
Nos pusimos a hablar un buen rato. Dejé de portarme como una fan loca y hablábamos como personas civilizadas. Para estar más cómoda, me puse con la videollamada en el ordenador.
- Por cierto, perdona por haber gritado tan alto antes.
- Tranquila, es lo normal. Además, yo también puedo gritar - soltó un grito que no era normal, tan anormal que me quité los cascos, y oí ese mismo grito sin ellos puestos, pero no procedían de ahí, sino del piso de arriba. Me extrañé bastante.
- ¿Puedes gritar otra vez?
Puso una cara de confusión, pero lo hizo. Le bajé el volumen a los cascos al mínimo y volví a oír el grito como si viniese de arriba. Pasé la llamada otra vez al móvil, me levanté, salí de casa y subí al piso de arriba. Llamé al timbre y vi en la pantalla cómo rubius se giraba. Se levantó un momento de su silla y me quedé ahí, inmóvil. Miré la pantalla del móvil, pero no servía de nada, porque ahí estaba la habitación vacía de rubius, así que dirigí mi mirada hacia la puerta, la cual se abría lentamente. Lo que vi a continuación era increíble.

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