Estaba a punto de ponerme el último bocado de la comida en la boca cuando el timbre sonó por segunda vez ese mismo día. Me metí el trozo de zanahoria en la boca y me levanté para abrir. Cómo no, era Rubén.
- ¿Qué necesitas? - pregunté tapándome la boca para que no se me viera la comida en la boca mientras hablaba
- ¿Tienes el pulso firme?
- Vaya, menudas preguntas que me haces... No lo sé. ¿Para qué?
- He roto mi trípode y necesito grabar un vídeo.
- Espera un momento que ponga los platos en remojo y subo contigo.
Entré en casa y Rubén se apoyó en el marco de la puerta, a esperarme. En cuanto estaba todo en orden, subí a su casa y éste me seguía. Me paré delante de la puerta para que la abriera y vi el estropicio que había: comida por el suelo, platos sucios por todas partes... Lo único limpio era el sofá y la mesita de delante, donde posaba una cámara enorme.
- ¿Pretendes grabar en este estropicio?
Miró alrededor y luego a mí.
- Si solo necesito grabar el sofá...
- Ay, Goku mío. Deja, que te lo recojo en un momento.
- Em... Gracias.
Puse todos los platos que estaban sucios en la pica, barrí un poco y, por fin, la casa estaba limpia.
- Muy bien, ahora sí.
- Bien. Tú puedes coger la cámara y ponerte aquí mientras yo estoy en el sofá.
- De acuerdo.
Grabamos el vídeo, y tardamos media hora. Con las equivocaciones, los estornudos por mi parte que hacían que se moviese la cámara... Definitivamente, no valgo para cámara.
En cuanto terminamos, estaba dispuesta a ir a casa, pero Rubén me paró en mitad del pasillo.
- ¿Ya te vas?
- Sí.
- ¿Y por qué no te quedas un rato?
- Bueno, no tengo nada que hacer, así que... Vale.
*Laura dice "Ay, Goku mío" porque ella es atea y no cree en Dios, y para hacer la broma, siempre sustituye "Dios" por "Goku". Porque Goku mola. Mucho. Y es el mejor.*
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